Obama dio su séptimo discurso ante la Asamblea General de la
ONU y ante un mundo que busca desesperadamente un líder que confronte con los
totalitarios. El presidente americano ha demostrado una vez más su incapacidad
de ofrecer soluciones y estrategias que detengan el avance de tiranos,
dictadores y terroristas.
A pesar de estar hace 7 años en la Casa Blanca, Barack Obama
sigue cargando en las espaldas de Bush el caos que atraviesa Medio Oriente.
Caos que comenzó durante la actual administración estadounidense por la
decisión de retirar las tropas y abandonar la política de contención que
mantenía al margen a aquellos que pretendían imponer facciones extremistas como
ISIS.
En su discurso, Obama aprovechó para cubrirse recordando la
invasión a Irak y afirmando que a pesar de los miles de millones de dólares que
se llevó el conflicto y la intervención de los valientes soldados la guerra se
perdió, ya que no se “trabajó en conjunto”, lo cual es una mentira total,
siendo que las intervenciones en Medio Oriente no las hizo sólo Estados Unidos
y que nada se perdió hasta que su
administración retrocedió lo andado y estableció mano de seda con el terrorismo
internacional.
Siguiendo la línea de contemplación con los totalitarismos,
expuso su tratado con Irán como un avance para la humanidad y olvidó destacar
las consecuencias de levantar las restricciones económicas que aportarían 150
mil millones de dólares al sponsor más grande del terrorismo.
En un discurso de elegante prosa, pero de bajo contenido de
impacto ante un mundo tan complejo, Obama se olvidó de Charlie Hebdo y de la
amenaza que enfrenta Europa hoy ante la crisis de los refugiados que podrían
traer consigo a infiltrados terroristas.
En esta sinfonía de estrechar la mano con enemigos de la
libertad, nada mejor que usar el escenario de Naciones Unidas para la marketinera
foto entre el dictador Castro y el Presidente de Estados Unidos.
Entre carcajadas y abrazos de camaradas, Obama y Castro
posaban ante las cámaras mientras las Damas de Blanco cumplían pena en los
calabozos del régimen castrista.
Entre acusaciones a Bush y las tropas militares, el Premio
Nobel de la Paz parecía haber olvidado
que actualmente corre el año 2015 y que Putin se ha puesto al mando del Medio
Oriente, y que esto representa un peligro aun mayor que la inacción de la Casa
Blanca.
El dictador Castro, al tener las alas implantadas por el
financiamiento que la apertura de este nuevo tratado le traerá, va a poder dar
oxigeno a la paupérrima economía cubana y así tomar fuerzas para seguir
ejerciendo el poder despótico.
Putin, al tener una imagen inflada por la débil figura de
Obama más que por su capacidad de liderazgo, sigue avanzando con sus
intenciones imperiales hacia cada rincón que encuentre.
Irán sigue llamando a la desaparición de Israel y al
aniquilamiento de la cultura occidental con Estados Unidos a la cabeza,
mientras Obama sigue llamando a un acuerdo para que las restricciones a este
país terrorista sean levantadas y el pacto aprobado.
El mundo libre sigue esperando un líder que pueda nuevamente
encausar los destinos de la humanidad en una senda dónde los totalitarismos y
aspirantes a déspotas no se animen a meterse. Mientras Obama siga frente a
Estados Unidos, quedó más que claro, que no sucederá.
Virginia Tuckey
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