En el año 1845, el
Congreso de los Estados Unidos decide que debía designarse un día para que los
americanos pudieran votar. Quienes debían llevar a cabo esta decisión tuvieron
que tener en cuenta varios factores. El primero era el viaje, en carreta o
caballo; y el tiempo que el mismo llevaría. Se calcularon dos días, uno de ida
y otro de regreso. A esto había que sumar tres días de culto y el día del
mercado, que se llevaba a cabo los miércoles.
Ante este panorama, la
única opción disponible resultó ser un día martes. Es por esto que las
elecciones presidenciales y de medio término se llevan a cabo el martes
siguiente al primer lunes de noviembre, una vez, cada cuatro y dos años,
respectivamente.
Hoy, de 4 noviembre
de 2014, se renuevan la totalidad de las 435 bancas de la Casa de
Representantes y 36 de las 100 bancas del Senado.
La mayoría de la
Cámara Baja se encuentra en manos del Partido Republicano y con chances de
aumentar el número a su favor. La verdadera disputa se da en el Senado, dónde
el control está dado por el Partido Demócrata. Los republicanos necesitan ganar
seis bancas para lograr dominio de las dos Cámaras que conforman el Congreso
americano.
La ansiedad se ha
apoderado tanto de republicanos como demócratas, de los primeros por no querer
cantar victoria antes de tiempo; y los segundos, por el panorama negativo que
presentan las encuestas.
Algunos encuestadores
dan una victoria amplia a los republicanos, otros ajustada. Sin embargo, el
resultado definitivo lo darán las urnas; ya que en los Estados que van a
definir el control de la Cámara Alta, los candidatos de ambos partidos se
encuentran con pocos puntos de diferencia unos de otros.
También existe la
posibilidad de que las elecciones no se definan hoy mismo, ya que estados como
Georgia y Lousiana exigen un desempate (segunda vuelta) en caso que nadie
alcance el 50% de los votos.
Cualquiera sea el
resultado, el escenario se presenta adverso al Presidente Obama, quién viene descendiendo
abruptamente en las encuestas. Los miembros de su partido evitan mostrarse con
él, y la campaña presidencial de los posibles candidatos demócratas viene dada
por la diferenciación con el actual presidente norteamericano. Esta tendencia
de alejamiento se verá incrementada una vez que las elecciones de noviembre
hayan concluido.
Los principales puntos
que movilizan la discusión del electorado americano son la economía, el sistema
de salud, la seguridad interna (ébola, inmigración) y externa (terrorismo). En
todos los puntos, según encuestas, el electorado americano ve más capacitado a
los republicanos que a los demócratas para poder llevar a cabo políticas que
puedan lidiar con las amenazas y problemas que aquejan al país del norte.
Con respecto a los
republicanos, hoy están frente a una gran oportunidad, con un panorama de
inmejorables condiciones para lograr un triunfo contundente. El resultado no
sólo dependerá del fracaso que ha resultado Obama como líder del mundo libre,
sino también con la postura y firmeza de los republicanos, quienes en más de
una oportunidad, han tratado con demasiada liviandad temas de suma importancia.
Hoy, cambia el
contexto político de Estados Unidos, y esto impactará en el mundo entero. La
federación y república más antigua del mundo, una vez más, demuestra lo
maravillosa que es la verdadera política devenida de un sistema libre, dónde la
última palabra no está dada por una asociación política o sus líderes, sino por
los ciudadanos de la gran América.
Virginia Tuckey.-
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