El Presidente Macri y los miembros de la comitiva que lo acompañaron para
participar del Foro Económico Mundial en la ciudad suiza de Davos, han sido
protagonistas del acto político y diplomático más importante de los últimos
tiempos en la historia argentina.
Las reuniones con los principales líderes y representantes del mundo libre
han marcado el fin del aislamiento que Argentina ha sufrido por más de una
década.
Este apartamiento que fuera impuesto por Néstor Kirchner en alianza con el
dictador venezolano Hugo Chávez, fue la puerta de ingreso al Foro de Sao Paulo,
grupo de ultra izquierda comandado por Lula da Silva, el tirano Fidel Castro y
conformado por las guerrillas que han sido las responsables de miles de
crímenes en toda Latinoamérica.
Vale recordar, que el objetivo del Foro de Sao Paulo es hacer la revolución
socialista en toda América Latina con un cambio de táctica en su modo de acceso
al poder, dejando de lado la subversión armada para hacerlo por la vía
democrática, y así desmantelar las instituciones republicanas una vez alcanzado
el poder.
Este club del “socialismo del siglo XXI” ha avanzado con más peso en
Argentina, Venezuela, Brasil, Ecuador y Bolivia, y ha traído aparejadas consecuencias
graves en el ámbito económico y de derechos humanos.
La elección del Presidente Macri fue el quiebre con el círculo castrista-bolivariano,
pero nada marcó más contundentemente el cambio de rumbo argentino que su
presencia en Davos y las reuniones amigables que sostuvo con Joe Biden, David
Cameron y Bejamin Netanyahu, entre otros.
El cambio de paradigma atrajo la atención de los medios más importantes del
mundo, que destacaron, con halagos, la nueva Argentina y las perspectivas alentadoras
que se abrieron paso en el ámbito del comercio y las relaciones exteriores.
Los encuentros con líderes de las principales potencias mundiales no fueron
sólo fotos y saludos diplomáticos. En estas reuniones, el Presidente Macri definió temas de gran relevancia para la
República Argentina.
Con el vicepresidente norteamericano Joe Biden se dejó clara la posición
del Ejecutivo argentino frente a la negociación con los “holdouts”. Argentina
ya no es el país que quiere estafar, Argentina es el país que quiere negociar,
pagar y saldar sus deudas. Esto lo dejó en claro tanto el Presidente, como el
Ministro de Finanzas y la Canciller. También, se coordinó un encuentro con el
Presidente Barack Obama, quién recibiría a Mauricio Macri el próximo mes de
marzo. Estados Unidos por su parte, mostró predisposición a dar el visto bueno
a la Argentina frente a entidades financieras y a colaborar en la lucha contra
el narcotráfico.
En el caso del encuentro con el Reino Unido, se ha logrado una señal positiva
para lograr relaciones maduras y de respeto entre ambos países, sin ceder
posición sobre las islas. Este tema, se manejara con el método del paraguas, o
sea, se lo va a delimitar al área que corresponda, evitando confundirlo con
temas de otra índole tal como lo ha hecho el populismo en todos estos años. Además,
y de manera sorpresiva, el presidente argentino fue invitado por Cameron a
participar en Londres de las jornadas anti corrupción.
La reunión con el primer ministro israelí fue uno de los puntos claves, ya
que se acordó cooperar en defensa, ciencia y tecnología. Tres puntos en los que
Israel es líder, y que pueden ayudar de manera eficiente no sólo a resolver
problemas urgentes de infraestructura sino en la prevención de actos
terroristas.
Con respecto a la región, Mauricio Macri se reunió con su par mexicano Peña
Nieto. Enfatizaron la importancia de las relaciones comerciales entre ambos
países. Sin embargo, esto tiene una
lectura entre líneas y superior a la relación comercial con México, y es la
inserción de Argentina a la Alianza del Pacífico.
Respecto a Venezuela, el Presidente argentino compartió un almuerzo con el
empresario más perseguido por la dictadura bolivariana. Lorenzo Mendoza, un
joven empresario, dueño de “Empresas Polar” (la empresa más grande de bebidas y
alimentos de Venezuela), ingeniero, con una maestría en el MIT y enemigo del
régimen. En él, muchos ven el “Macri
venezolano”; y Mendoza ve en Macri a un referente latinoamericano que abrió el
paso para recuperar las libertades socavadas por el populismo del siglo XXI. ¿Venezuela
podrá seguir el camino de Argentina? Pareciera que en Davos ya se estuvo
hablando del tema.
El Presidente Macri y su equipo llevan 45 días en la Casa Rosada. El cambio
positivo que Argentina ha contemplado internamente, se ve ahora respaldado por los
líderes mundiales. La oportunidad que
propició el Foro de Davos y que Macri supo aprovechar, logró ubicar a la
Argentina en la lista de países destacados y que presentan grandes y reales perspectivas
de crecimiento y desarrollo.
Sólo se puede evaluar por lo hecho hasta ahora, pero en menos de dos meses,
en un contexto heredado que presenta una profunda adversidad económica y
social, Mauricio Macri ha logrado casi el 65% de aprobación de los ciudadanos
frente a la demostrada capacidad de gestión y eficiencia.
Su manera de
gobernar, con sus equipos conformados por los mejores y encaminados en la senda
de la buena fe, han logrado superar obstáculos considerables. Lo han hecho con
inteligencia, tenacidad y en el marco de las instituciones republicanas.
Esta lógica y estrategia de gobierno, incluyen dos cuestiones que son
inéditas en la historia de los últimos 60 años en la República Argentina. La
lucha real e implacable contra la corrupción y la clara intención de construir con
inteligencia en el corto plazo para prolongar lo construido en el largo plazo, y
así legar a las generaciones futuras una plataforma de lanzamiento hacia las
grandes ligas mundiales.
Según Churchill “el político
se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones
y no en las próximas elecciones.”. ¿Estamos frente a un estadista? No lo
sabemos, falta tiempo para ver el manejo de crisis frente al desgaste
característico que cada mandatario sufre frente a la opinión pública.
Hasta ahora, Mauricio Macri y su equipo
han definido un estilo, que de continuar, va a asegurar al Presidente argentino
un lugar en el podio de la historia y, sin dudas, a la Argentina un lugar en el
podio del mundo.
Mientras tanto, disfrutemos. Estamos
dentro del mundo nuevamente. Estamos fuera del foro de Sao Paulo. Finalmente.
Virginia Tuckey.-
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