Como la izquierda nunca ha podido desarrollar un programa económico y político que respete los derechos individuales y que -por lo tanto- sea exitoso, ha desarrollado grandes habilidades tácticas para el engaño. Son maestros en el arte de la trampa. Finalmente, como hacen abuso de las mismas recetas la máscara se cae y la izquierda entra en crisis, pero nuevamente se reinventa bajo un nuevo disfraz que no permite distinguir lo que se esconde detrás: miseria, persecución, violencia y la decadencia absoluta de los valores fundamentales de los seres humanos libres. Lo curioso es que cada disfraz que eligen usar lleva una etiqueta que describe justo lo contrario de sus objetivos, por eso los comunistas de nuestra época prefieren ser llamados “progresistas”. Además, usan el método de la proyección, acusando a terceros de delitos, de faltas o de las malas intenciones que les competen a ellos mismos y a nadie más. Todo esto acompañado con un discurso dramático y moralista, con la d...
Política, sociología, filosofía y principios de libertad.
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